HISTORIA

Siglos XVII y XVIII


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Es quizás la época más desconocida de la historia almeriense. El siglo XVII se inicia con una despoblación galopante, a la que hay que sumar terremotos, sequías y una costa bajo constante amenaza pirata. La repoblación cristiana, proveniente sobre todo de Jaén, Castilla-La Mancha, Levante, y Aragón es insuficiente y no logra repuntar la demografía de la ciudad ni la provincia. Las malas comunicaciones y el aislamiento siguen siendo los mismos de siglos atrás.

A pesar de todo ello, la actividad minera es impulsada con las explotaciones de hierro en los Filabres, plomo en Gádor, y mármol en Macael. La contrapartida son las consiguientes talas masivas en la sierra de Gádor y Almagrera que iría agravándose durante los siglos siguientes y contribuiría de manera importante a la deforestación que sufre hoy todo nuestro territorio (a esto se deben las talas y la sequedad atávica de la provincia y no a la necesidad de madera para construir la Armada Invencible, como se suele contar en Almería).

Este aislamiento y las penosas condiciones contrastan, no obstante, con una actividad cultural y etnológica que nace para ir desarrollándose poco a poco durante este siglo y el siguiente, el XVIII. En efecto muchas de las costumbres, tradiciones, juegos o vestimentas nacen durante estos cien años.

En 1640, se edita el primer libro en Almería a instancias del obispo José de la Cerda, lo que lentamente va abriendo el camino a nuevas iniciativas que vendrán con los ecos de la Ilustración. En el siglo XVIII, los gobernantes de la ciudad comienzan a preocuparse de recabar información veraz sobre demografía, trabajo y emigración y se crean agrupaciones culturales y sociales.

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