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Una tierra de dulce
La gastronomía almeriense es tan rica y variada como su propia tierra. Las mezclas entre frío y calor, playa y […]

La gastronomía almeriense es tan rica y variada como su propia tierra. Las mezclas entre frío y calor, playa y desierto, calma y dinamismo, hacen de Almería un lugar en el que se puede disfrutar en cualquier momento. Así es también su gastronomía, que con sus exquisitos productos naturales, como verduras, frutas o excelentes pescados, no deja atrás la parte más dulce de la cocina. Y es que la repostería tampoco se nos resiste a los almerienses, que tenemos muchas especialidades para acompañar en nuestros cafés y meriendas, tan típicas de la capital.
Tradicionales y muy ricos son los borrachillos de Almería, que con un toque de vino blanco dan un vuelco a los clásicos. A estos aromáticos y crujientes dulces fritos cubiertos de azúcar y canela también se les suele añadir un poquito de anís y aunque son típicos de Semana Santa, se disfruta de ellos en cualquier momento del año.

También son varias las versiones que podemos encontrar en los distintos hogares almerienses cuando hablamos de papaviejos. Ya sean con patata o no, estas doradas bolitas parecidas a los buñuelos también se espolvorean con azúcar y canela. Más que suficiente para hacernos la boca agua.
Los pichichanes son además de un licor de la tierra un dulce típico de la capital. A estas bolitas elaboradas con el mismo licor se les atribuyen además poderes mágicos y amorosos, como reza la frase que se puede observar en su tradicional caja, “para enamorar”. Según la leyenda, para que se recuerde Almería y enamorarse de esta tierra, hay que probar los pichichanes.

Las lagrimicas de Santa Ana no se quedan atrás en lo que a buen sabor se refiere. Este dulce está elaborado a partir de uno de los postres más característicos de la provincia, el merengue, y debe su nombre a su forma de pequeñas lágrimas. Además, se puede disfrutar en cuatro variedades distintas: naranja, coco, almendra y chocolate. Una delicia para todos los gustos.

Pero sin duda, los dulces más representativos de la ciudad son los indalotes. Este producto de gran valor gastronómico y cultural está elaborado a partir de naranjas del Andarax y almendras de la Alpujarra. Su característica forma, la de nuestro símbolo más internacional, los hace inconfundibles. También existen dos versiones: la tradicional y la de chocolate, pero en cualquiera de los casos, un indalote de Almería es el regalo más dulce que se pueden llevar a casa los visitantes de nuestra tierra.